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historia del mir

A la memoria de todos los militantes miristas que han dado su vida en la organización del pueblo y la lucha por el socialismo

Contexto Internacional
Hablar de la historia de una organización, de sus orígenes, es un hecho complejo, lleno de dificultades, porque sus principales protagonistas pueden haber desaparecido ya y los que sobrevivan, es probable, que tengan un punto de vista diferente.

En todo caso, los investigadores y estudiosos acerca del desarrollo de las ideas marxistas en nuestro país, podrán hacer un trabajo quizás más profundo; pero incluso en estas investigaciones, la historia de una organización es vista desde diversos ángulos y ópticas, ojalá sea posible que estudiantes de historia, sociología o de estudios marxistas profundicen sobre esta temática.

Es innegable que en el pensamiento revolucionario existen tres momentos sumamente importantes. La revolución rusa que cambio radicalmente el curso de la historia humana, al inaugurar una nueva etapa para la historia del desarrollo humano. La segunda, la revolución en el país más poblado del planeta, que altera la situación geopolítica en el Asia. La tercera, los movimientos de liberación del África y por supuesto la revolución cubana, como el hito más importante de  América Latina.

Estos son los antecedentes para la formación de organizaciones revolucionarias en América. Sin embargo, el rasgo distintivo es que la mayoría de estas se gestan en las luchas antidictatoriales, desde la década de los 50. Pero la creación de organizaciones como el APRA en Perú o el impacto del asesinato de Eliecer Gaytán, lo mismo que las invasiones norteamericanas a países como República Dominicana y el movimiento independentista como el de Puerto Rico cimentan esta vertiente múltiple en la formación de las organizaciones latinoamericanas de los 50 y 60.

A la vez los acontecimientos de Praga y Varsovia han creado las condiciones para que se planteen tesis antidogmáticas en el pensamiento marxista y se discuta fuertemente respecto del rol de la ortodoxia y el reformismo.

Contexto Nacional
Estados Unidos inaugura la política de una Alianza para el Progreso dirigida a cambiar la situación del desarrollo latinoamericano, alterando fundamentalmente las relaciones de propiedad en el campo y conducirlas hacia la modernidad, en un intento de destruir las bases objetivas sobre las cuales se dieron los acontecimientos guatemaltecos con el gobierno de Arbenz y sobre todo la ruptura continental con la revolución cubana.

Ante la imposibilidad de conducir estos procesos con regímenes civiles, el imperio se inclina hacia la vía del reformismo militar de corte anticomunista. En 1963 ese proceso dictatorial se convierte en el detonante que hace que distintos agrupamientos se constituyan en distintas provincias del país.

Jóvenes procedentes de las juventudes comunistas y socialistas, dan origen a disntintos nucleamientos; el MIR se constituye por el agrupamiento de estos nucleamientos en un movimiento antidictatorial denominado Destacamento de Organizaciones Secretas, como una voluntad para jalonar acciones en la lucha urbana, especialmente a través del movimiento estudiantil y barrial, que permita constituir un frente antidictatorial para derrocar a la dictadura militar, lo cual ocurre en abril de 1965.

En 1965 se inician los preparativos de una conferencia nacional de unificación orgánica y política de estos nucleamientos, al calor de la experiencia cubana e influenciada por la tricontinental. Algunos delegados de este proyecto de organización marxista revolucionaria, participan en un encuentro de las OLAS (Organización Latinoamericana de Amistad y Solidaridad).

Sólo en 1966 se culmina este proceso, que nombra una dirección nacional, la misma que sufre una descomposición, lo cual provoca que en 1967 se convoque a una nueva conferencia nacional, que podría constituir el primer hecho de formación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria.

El MIR y las vertientes del marxismo
Postulado como principio una práctica antisectaria y antidogmática, en el MIR se da cabida a militantes de distintas procedencias, de origen maoista, troskista, castro guerrerista, marxista leninista e incluso cristianos camilistas.

Esta diversidad de corrientes permite que el MIR viva en su interior un rico debate y asuma diversas nociones, según el alineamiento de sus fuerzas al interior.

En la lucha contra el gobierno dictatorial de Velasco Ibarra, se produce el más importante quebranto orgánico del MIR, porque perseguidos muchos de sus cuadros, deben exiliarse, quedanto el MIR prácticamente sin sus cuadros históricos.

El MIR y el movimiento estudiantil
La primera tarea de envergadura que asume el MIR con las distintas formaciones de izquierda, es la organización y legalización de la Federación de Estudiantes Secundarios FESE, cuya directiva nacional estuvo integrada fundamentalmente por miembros de nuestra organización y encabezada por uno de nuestros dirigentes, Fausto Vargas Cortés, lo mismo que en la realización de su primer congreso nacional. Luego de la detención de Fausto Vargas en febrero de 1967 y pese a ello en diciembre del 67 se realiza el congreso nacional en que el MIR, con otras fuerzas, socialistas y comunistas, captan la dirección estudiantil.

Durante todo este proceso de masas, en torno a la libertad de Fausto Vargas, se produce el más profundo acercamiento del MIR a la clase obrera, en particular a la vertiente de orientación marxista, la CTE, producto de cuyo acercamiento, a mediados del 74, se vertebra el Frente Obrero Revolucionario.

Siendo una lucha nacional, convertida en causa de las juventudes estudiantiles de las barriadas y pueblos, las movilizaciones de masas de 1968 a 1973 se caracterizan por promover el libre ingreso de los estudiantes a las universidades, lucha que tiene sus mártires en la casona universitaria, principalmente de las juventudes socialistas y comunistas, pero que permitieron se vertebre una gran alianza de izquierda que llevó al rectorado de la Universidad Central del Ecuador al Dr. Manuel Agustín Aguirre, cuya victoria implicó la eliminación del discriminatorio examen de ingreso, bajo la inspiración de la reforma universitaria de Córdova.

Los acontecimientos posteriores conjugan fuerzas miristas, socialistas y maoistas en la lucha contra la corrupción, el autoritarismo, el despotismo, los negociados, el fraude en los colegios y en las facultades universitarias, lo que permitió fortalecer a la FESE y FEUE.

Así pues, la libertad de Fausto Vargas, la democratización de la educación, la lucha por su carácter científico nacional, va de la mano con el enfrentamiento a los terratenientes y el apoyo a los movimientos campesinos de la costa y sierra, en especial contra el precarismo y la reforma agraria, y por supuesto, en combatir la penetración de las universidades norteamericanas como las de Pittsburgh y Harvard e instituciones como el Punto IV, el Instituto Linguístico de Verano y los denominados Centros de Estudios Ecuatoriano Norteamericanos.

En todo este proceso el MIR participa y fortalece las posiciones unitarias de izquierda, participa en las huelgas obreras, en las tomas de tierra campesinas urbanas, lo cual se expresará en un intento orgánico en la denominada guerra de los Cuatro Reales, y la constitución de los Comités de Defensa Popular.

El MIR y sus órganos de prensa
La dirigencia mirista comprende, que hacer conocer el pensamiento y los postulados de la organización, es de suma importancia. Así surge el primer periódico bajo el nombre de El Cuco, que tiene una difusión especialmente en el movimiento estudiantil y entre trabajadores informales.

El Organizador, es un intento sistemático de vincularse a la clase obrera y vertebrar un programa y una teoría de partido.

Perspectiva Latinoamericana, constituye el primer esfuerzo teórico y de vinculación del MIR a importantes centros de pensamiento europeo y norteamericano.

La editorial Raúl Cedeño, rinde homejane a la memoria de uno de sus fundadores y es el vínculo de difusión del pensamiento marxista.

La editorial Escuela Permanente del Pensamiento Revolucionario, vincula aspectos continentales, mundiales y nacionales, que difunde textos del pensamiento de Fidel Castro, Herbert Marcuse y Jaime Galarza.

La editorial René Pinto, que da inicio a la vinculación del análisis concreto de la realidad concreta en el pensamiento mirista, con la difusión de la revista Causa Proletaria, los libros del MIR, el periódico Lucha Proletaria y boletines de agitación política.

Crecimiento y Crisis
Entre 1973 y 1975 se reorganiza el MIR, creando diversos frentes de lucha como el Frente Revolucionario Estudiantil que logra importantes triunfos en la dirección del movimiento estudiantil secundario y universitario; el Movimiento de Izquierda Politécnico alcanza por largo tiempo la dirección de los estudiantes politécnicos.

En este período de tiempo, somos parte activa del proceso de reforma académica de la Universidad del Ecuador, en particular de la Central, jalonando un importante proceso en la escuela de sociología de la Unversidad Central que se le conoció como "proceso de autogestión"; entre cuyos animadores se encontraba el ya desaparecido Fernando Velasco, que es de los tantos maestros universitarios con que se buscó impulsar las tesis de la investigación nacional, el desarrollo científico y el pensamiento nacional. En una coalición de fuerzas, el MIR participa en las elecciones de la FEUE de Quito, consiguiendo que el binomio Tobar Muñoz logre la dirección estudiantil, este proceso es el resultado de un agrupamiento de fuerzas de jóvenes disidentes demócratas cristianos, intelectuales del frente cultural, disidentes del Partido Comunista, cristianos y el MIR que constituyen el Movimiento de Izquierda Universitario.

Este crecimiento es el resultado de la consolidación ideológica en el seno del MIR, de los postulados marxistas-leninistas (no estalinistas) y de una visión de aplicación del marxismo a nuestra realidad nacional y latina, recuperando el legado de Mariateguí y otros pensadores latinoamericanos antimperialistas como José Martí. Concepción que implica un enorme esfuerzo para definir teóricamente el que hacer de cada sector y protagonista social: mujeres, jóvenes, obreros, campesinos, pobladores, lo mismo el quehacer político de las masas en sindicatos, barrios, comunas y pueblos del interior. Todo esto bajo el lema "si queremos hacer la revolución debemos tomarnos primero las masas".

Así nuestra organización logra consolidar organización política y de masas en 11 provincias del territorio ecuatoriano e importantes vínculos con el movimiento campesino y obrero.

Producto de esto es que el MIR encabeza la formación del Comité de Solidaridad con Vietnam y más tardel del Comité de Solidaridad Internacionalista en favor de las luchas antiamericanistas y en particular de la revolución sandinista.

Vertebra la acción solidaria con los trabajadores en lucha, a través del FOR, que permite desarrollar iniciativas frente a la arremetida de los capitalistas en las provincias de Guayas y Pichincha, jugando un rol decisivo en las luchas de los trabajadores de la hacienda Los Álamos, Champión, Maresa, Ecasa, para citar sólo unos casos.

La creciente influencia del MIR nos permite convocar acciones contra el imperialismo y acciones antigubernamentales, con lo cual enfrentamos en las calles al imperialista Rockefeller, a los golpistas de derecha del general González Alvear y también a las medidas antipopulares que se institucionalizaban desde 1978 y que llamamos a resistir bajo el lema "evitar la socialdemocratización de la conciencia de las masas", con lo cual respondimos, en abril de 1978, con acciones de estudiantes, los barrios, las fábricas y la formación de más de cien comités de defensa popular en Quito y otros tantos en otras ciudades del país.

Este crecimiento numérico y de infuencia, no estuvo acompañado de una consolidación ideológica y orgánica, encubriéndose en el seno del MIR posiciones de derecha y ultraizquierda. Las primeras que preconizaban el paso inmediato del MIR a la arena electoral, imitando al Movimiento Electoral del Pueblo de Venezuela; las segundas que preconizaban que se han acabado las palabras y que debían hablar las armas.

La existencia de estas corrientes se expresaron a finales de 1979 y principios de 1980 en un movimiento fraccional que debilitó enormemente a nuestro partido, provocando una escisión en la que abandonaron nuestras filas la minoría de la dirección nacional y un contingente importante de militantes, y que culminó únicamente en 1982 cuando termina el proceso fraccional y se inicia el proceso de reorganización.

A partir de 1984, por resolución de un evento nacional, nuestra organización abandona la constitución de los frentes como el FRE, FOR, etc.para entrar en un proceso de organización fundamentalmente barrial, obrero y campesino, abandonando temporalmente al movimiento estudiantil, con lo cual se inicia un nuevo período histórico en la vida mirista.

Concomitantemente al proceso anterior iniciamos la formación de frentes de masas con enlace internacional, sobre todo en el terreno de los derechos humanos, la salud. Pero igual que otras organizaciones de izquierda, podemos señalar autocríticamente, perdemos la iniciativa cuando estas organizaciones se somenten al calendario de actividades internacional determinados por los fuentes de financiamiento; esta comprensión nos llevó a denunciar de inmediato, ante las masas, el carácter y objetivos de las ONG, y el papel nefasto de los ex marxistas incrustados en estas.

El neoliberalismo
La crisis internacional del capitalismo, de carácter permanente iniciada en 1971, propuso sus fórmulas de superación a través del proceso de desindustrialización de nuestros países, aspecto que fue denunciado y se ha convertido en uno de las principales políticas de nuestro partido, alertando a los trabajadores sobre el riesgo para el pueblo del desmantelamiento de la seguridad social, la maquilización de la economía y su dirección hacia la tercerización, por lo que urgíamos a la formación de sindicatos únicos por rama y por industria para enfrentar a la política de nuevo tipo que barría las conquistas laborales y sociales, por lo tanto a constituir una central unitaria de trabajadores para que enfrente a las políticas patronales, nuestros puntos de vista fueron tomados como sectarios y más pudo el interés de la burocracia sindical y el seudo poder de las corrientes de izquierda al interior del movimiento obrero.

Consideramos que en el tiempo inmediato, la lucha y el protagonismo lo tendría el campesinado, especialmente de la sierra, por lo que volcamos la mayoría de nuestros esfuerzos con vincularnos con el movimiento campesino indígena, en lo que nosotros definíamos la lucha por los derechos, la dignidad, la democracia y la tierra del campesinado. Lucha destinada a barrer con los residuos de la opresión feudal y colonial y destinada a disputar a la burguesía y al imperialismo la alianza del campesinado con el movimiento obrero.

No nos equivocamos, desde el Estado (FODERUMA), la iglesia (FEPP) y las fundaciones (ONG), comenzó a gestarse una estrategia desarrollista, de promoción social del campesinado indígena, de claro contenido antiproletario y antimarxista, cuya culminación como política racista, shamánica la conoció el pueblo ecuatoriano en el movimiento puchista de enero del 2000.

Durante todos estos años de batallas, el MIR ha continuado infatigable en el esfuerzo de unidad del campo popular y así impulsamos la constitución de un proyecto de unidad con diversos nucleamientos marxistas: troskistas, maoistas, socialistas, que se vio truncado, debido a las actitudes intransigentes de los sectores que tenían como único interés que esta corriente adscriba a una tendencia internacional.

Durante todos nuestros años de existencia, hemos impulsado la defensa de la Revolución Cubana y hemos educado a nuestro pueblo en la solidaridd internacionalista, a pesar de que el neoliberalismo y el mundo unipolar promovieron y forzaron el desarme en Centro América, nuestro punto de vista de internacionalismo proletario se mantiene vigente.

Ahora nos encontramos reorganizando la fuerza urbana y juvenil para enfrentar la nueva situación internacional que pretende confundir a los pueblos, señalando que el objetivo socialista ha sido superado y que la identidad de los pueblos y nacionalidades en el mundo plurinacional, es la única alternativa, es decir, cuando se impone en en el mundo todo tipo de fundamentalismo étnico, religioso, racial y cultural.

Creemos que el MIR sigue siendo una opción revolucionaria para las masas trabajadoras y juveniles, que todo el tiempo de vida nos da un acumulado histórico, que hace posible asegurar que nuestra organización seguirá viviendo por muchos años y luchando por el ideal socialista proletario. De ahí que invitamos a hombres y mujeres, jóvenes del campo y la ciudad a integrarse a nuestras filas para continuar con el legado de sus héroes anónimos y de sus luchadores asesinados por el ejército y las fuerzas represivas.

Como organización hemos definido nuestro perfil ideológico, asumiendo el pensamiento de Carlos Marx y el aporte de Vladimir Ilich Lenin, en base de lo cual nos consideramos marxistas leninistas, y en ese sentido declaramos que nuestro pensamiento se nutre de lo mejor de la cultura y pensamiento revolucionario burgués, del pensamiento revolucionario proletario con sus aportes teóricos y prácticos de Asia, África, Europa y América Latina.

Somos marxistas que luchamos por el socialismo proletario, que proclamamos como objetivo de la humanidad, la desaparición del mundo capitalista e imperial y su sustitución por las sociedades solidarias de trabajo que proclaman la igualdad, la justicia, el trabajo, la ciencia y la cultura, la democracia y la autodeterminación de los pueblos.

Somos marxistas y leninistas por tanto internacionalistas, porque reconocemos que por encima de las razas, nacionalidades y fronteras nacionales, el mundo de los trabajadores del campo y la ciudad, de los jóvenes y mujeres trabajadores es uno solo, y nada justifica el actual orden internacional de saqueo, explotación y discrimen que imponen las potencias imperialistas del mundo.

Somos marxistas y como tales reconocemos la igualdad de hombres y mujeres, por tanto proclamamos los derechos y la libertad económica, política, sexual y de derechos y libertades de todas las mujeres trabajadoras, en su lucha contra todo tipo de discriminación y opresión de la sociedad capitalista que sustenta la herencia patriarcal para no permitir la incorporación de las mujeres a sus tareas transformadoras.

Somos marxistas y como tales defendemos nuestra identidad histórica nacional, basada en la rica herencia cultural de nuestro origen étnico, en el proceso hacia la construcción de una sociedad que borre todo tipo de racismo, opresión y miseria para los hombres y mujeres trabajadores del campo, de origen pre-colonial. Por tanto, declaramos que nuestro país superará el atraso y la miseria cuando reconozca a todos estos pueblos en sus derechos y sobre todo en su lucha por la democratización de la economía.

Somos marxistas y luchamos contra el capitalismo neoliberal, contra las políticas imperialistas y prácticas integristas de la burguesía que encubren su traición bajo argumentos de modernización privatizadora, que transfieren nuestras riquezas a monopolios imperialistas y nos condena al atraso y la miseria.

Somos marxistas porque más allá de los errores de los revolucionarios socialistas, creemos que el programa, los ideales y objetivos de libertad, dignidad, igualdad, justicia y progreso, se mantienen vigentes para cambiar la situación de millones de seres humanos sometidos al exterminio silencioso de las políticas administradas por el Fondo Monetario Internacional.

Somos marxistas porque creemos que la ciencia y la filosofía constituyen elementos vitales de la práctica revolucionaria para que las masas recuperen su protagonismo revolucionario, que sepulte el miedo de la humanidad a un exterminio por las guerras nucleares, la destrucción del planeta, de la sobrexplotación de sus recursos naturales. En fin, porque pensamos que la revolución consiste, en rehacer con conciencia transformadora, todo lo que el mismo ser humano ha hecho para crear una sociedad de opresores y oprimidos, de amos y esclavos, de explotados y explotadores. Una sociedad en la que la depredación de la naturaleza por el hombre, amenaza su propia existencia. Una revolución que recupere al hombre y al hombre con la naturaleza, y ser factible el ideal humano de igualdad entre hombres y mujeres, de los seres humanos de todas las razas y culturas; una revolución para armonizar la ciencia y la naturaleza.